Partà camino al Puerto del Este, un verano 2019 que nos ayudo a recordar claramente que es un verano, casi 35 grados y no llegaba la media mañana, las conchillas sobre la arena, ese mar azul penetrante, hace que la vista se separe de la ruta y te obligue a mirar la naturaleza, la velocidad del auto disminuye ante la grandeza de esas playas, casi como extasiado uno trata de encontrar eso que soñó, que pensó, aquello que formaba un poema de cualquier cosa. VehÃculos estacionados un barco de pesca artesanal, y de pronto encontré el poema en la casita de madera de la infancia y un laberinto, con un neumático colgando que hacÃa de hamaca. El cartel me indicaba que no estaba ni en Cancún ni en RÃo de Janeiro, estaba en La Toscana, parador de playa, caminando hacia el mostrador saque varias fotos para poder contarles, me recibieron con alegrÃa, con paz, la que hay en un lugar semejante, otro cartel con la carta indicaba las exquisiteces que allà servÃan, recién salidos del mar unos langostinos llamaban al almuerzo, pero no era hora, consumà un licuado de frutas naturales de los más ricos que habÃa probado, o seria el entorno lo que lo hacÃa más rico. No sé, pero yo asà lo vivÃa, sola, sentada en una mesa en medio de la nada, o del todo, porque no creo necesitar más que esos colores y olores de la playa, el mar y la rica comida. Prometà regresar por unos Langostinos empanados con unas papas Bravas, ni les cuento… no quiero que solo lo imaginen quiero que cualquier verano vengan y los prueben. Todo acompaño, la brisa del mar, los receptores simpáticos y alegres, la música, los colores del lugar, y los ojos de una niña en mi casita de madera.
Gracias a sus dueños por el buen gusto, a sus empleados por la onda, a la mesa en la que me hubiera quedado para ver un atardecer como me mostro en la foto. LA TOSCANA, vení, conócelo. Un lugar amigo de www.lasgrutasrionegro.com.ar